Monday, March 23, 2009
Sicko
Por fin conseguí, después de mucho buscar, el más reciente documental de Michael Moore, titulado Sicko, producto de un juego de palabras muy ingenioso en inglés: “sick” de enfermo y “sicko” de psycho o psicópata, dos características innegables de nuestra moderna sociedad enfermiza y loca.
Después de ver la cinta (o mejor dicho el DVD pirata, puesto que nunca lo conseguí en Blockbuster, Videocentro y demás videoclubes en extinción) a uno hasta le da gusto que se esté llevando la chiflada a las grandes aseguradoras de Estados Unidos como AIG, auténticos lobos con piel de oveja cuya única prioridad ha sido obtener la mayor cantidad de ganancias sin importarles que mueran miles de personas, debido a sus políticas de no brindar el servicio prometido con tal de ahorrarle unos dólares a la compañía. Si en México nos quejamos de que los diputados se reparten al final del año lo que sobró del presupuesto, para los norteamericanos eso es juego de niños. Solamente en el caso de AIG, el gobierno ha invertido billones de dólares para sus (hasta la fecha) cuatro rescates financieros. ¿Y saben a dónde ha ido a parar ese dinero? Adivinaron, a los bolsillos de los altos ejecutivos de la compañía que se repartieron bonos millonarios entre sí, aprovechando que papá gobierno les dio su domingo.
El famoso documentalista, después de comparar el nefasto servicio médico de USA con los de Canadá, Europa y Cuba, donde la atención es de máxima calidad y absolutamente gratuita, se pregunta hacia el final de la película, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? A una sociedad que no le importa ver morir a otros con tal de seguir acumulando riqueza desmedida, irracional y absurda. Donde el 1% de la población posee el 99% de los bienes disponibles y nuestros seudo-líderes son estúpidos o retrasados mentales (o ambas cosas).
Aunque Mr. Obama y compañía traten de negarlo, la realidad es que atravesamos una profunda depresión y no una recesión pasajera como quieren hacernos creer para evitar más pánico entre la perrada. El cáncer se ha expandido y el paciente en fase terminal agoniza sin remedio. Lo irónico del asunto es que, a pesar de reconocer “los abusos y errores del pasado”, la locomotora del mundo pretende corregir esos errores con más abusos y estupidez, tratando de impedir el tsunami que se avecina utilizando costales de dinero a manera de barricadas (al cabo basta con pulsar el botón de “imprimir más dólares”). Así como crean series televisivas de hospitales tipo Grey´s Anatomy o Dr. House para vendernos la idea de que su servicio médico es eficaz y altruista a más no poder (dime de qué presumes y te diré de qué careces; tal vez lo único cierto de tales programas es que los doctores gringos son ojetes y las practicantes pirujas), igual hacen con todo lo demás. Nos muestran las crudas imágenes del 11-S para justificar la guerra en Irak y prometen que van a salvar al mundo de la catástrofe regalándole dinero a sus cuates de Wall Street.
¿Cuál es la solución? Simple. Dejen a la crisis hacer su trabajo, que mueran los que tengan que morir y se acabó. Hay que honrar a Darwin en su aniversario.
aronti@yahoo.com
Después de ver la cinta (o mejor dicho el DVD pirata, puesto que nunca lo conseguí en Blockbuster, Videocentro y demás videoclubes en extinción) a uno hasta le da gusto que se esté llevando la chiflada a las grandes aseguradoras de Estados Unidos como AIG, auténticos lobos con piel de oveja cuya única prioridad ha sido obtener la mayor cantidad de ganancias sin importarles que mueran miles de personas, debido a sus políticas de no brindar el servicio prometido con tal de ahorrarle unos dólares a la compañía. Si en México nos quejamos de que los diputados se reparten al final del año lo que sobró del presupuesto, para los norteamericanos eso es juego de niños. Solamente en el caso de AIG, el gobierno ha invertido billones de dólares para sus (hasta la fecha) cuatro rescates financieros. ¿Y saben a dónde ha ido a parar ese dinero? Adivinaron, a los bolsillos de los altos ejecutivos de la compañía que se repartieron bonos millonarios entre sí, aprovechando que papá gobierno les dio su domingo.
El famoso documentalista, después de comparar el nefasto servicio médico de USA con los de Canadá, Europa y Cuba, donde la atención es de máxima calidad y absolutamente gratuita, se pregunta hacia el final de la película, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? A una sociedad que no le importa ver morir a otros con tal de seguir acumulando riqueza desmedida, irracional y absurda. Donde el 1% de la población posee el 99% de los bienes disponibles y nuestros seudo-líderes son estúpidos o retrasados mentales (o ambas cosas).
Aunque Mr. Obama y compañía traten de negarlo, la realidad es que atravesamos una profunda depresión y no una recesión pasajera como quieren hacernos creer para evitar más pánico entre la perrada. El cáncer se ha expandido y el paciente en fase terminal agoniza sin remedio. Lo irónico del asunto es que, a pesar de reconocer “los abusos y errores del pasado”, la locomotora del mundo pretende corregir esos errores con más abusos y estupidez, tratando de impedir el tsunami que se avecina utilizando costales de dinero a manera de barricadas (al cabo basta con pulsar el botón de “imprimir más dólares”). Así como crean series televisivas de hospitales tipo Grey´s Anatomy o Dr. House para vendernos la idea de que su servicio médico es eficaz y altruista a más no poder (dime de qué presumes y te diré de qué careces; tal vez lo único cierto de tales programas es que los doctores gringos son ojetes y las practicantes pirujas), igual hacen con todo lo demás. Nos muestran las crudas imágenes del 11-S para justificar la guerra en Irak y prometen que van a salvar al mundo de la catástrofe regalándole dinero a sus cuates de Wall Street.
¿Cuál es la solución? Simple. Dejen a la crisis hacer su trabajo, que mueran los que tengan que morir y se acabó. Hay que honrar a Darwin en su aniversario.
aronti@yahoo.com
Labels: abusos, crisis, Darwin, documental, enfermo, estupidez, medicina, Michael, Moore, Obama, película, poder, psicópata, seguros, sicko