Cuévano

¿Por dónde empezar? Hay tanto en contra de este cabrón pejendejo llamado Andrés Manuel López Obrador.. pero como dice René Franco: “ya no es necesario, él mismo se está convirtiendo en su peor enemigo”. Después de horas de desesperación viéndolo en diversas entrevistas con López Dóriga o Javier Alatorre, escuchándolo balbucear dificultosamente sus intentos de articulación de frases ya de por sí absurdas, sin contestar a preguntas de primaria con Víctor Trujillo, haciendo todo tipo de reclamaciones sin sustento, buscando por todas partes un fraude electoral inexistente, no puedo menos que caer en la más absoluta sorpresa. ¿Cómo pudo obtener tantos seguidores este pedazo de imbécil? Estoy encabronado, francamente, por tanta pendejez del orangután disfrazado de tabasqueño (engendro tropical le llaman algunos) y sus secuaces. Por supuesto que no fue lo que él llama “compló” o “campaña sucia” la razón para que buena parte de los mexicanos votáramos por Felipe Calderón a pesar de no ser precisamente el líder que México esperaba. Yo no tengo por qué controlarme ni cuidar mis palabras como los periodistas de renombre, a quienes ganas no les han de faltar para ahorcar a ese hijo de su reputa madre que está haciendo todo lo posible para mandar a la chingada el esfuerzo de millones de mexicanos por construir instituciones sólidas y procesos electorales transparentes. A final de cuentas, el asunto es muy sencillo: resulta inconcebible, al menos para mí, que AMLO llegue a ser presidente de México. ¿Por qué? Porque nos va a poner en ridículo frente al mundo así como él mismo se ridiculiza sin el más mínimo pudor. Porque sus propuestas no son viables.. porque él como persona no tiene la capacidad de dialogar, indispensable para cualquier cargo político por ínfimo que éste sea.. porque ni siquiera sabe hablar inglés (el español a duras penas lo vomita) y nunca ha salido del país (¿cómo puede tener puntos de comparación reales sobre otras formas y sistemas de gobierno en un mundo globalizado?). Porque es un terco empecinado de primera, porque me avergonzaría terriblemente tener un presidente tan nefasto, porque llevaría al país a la mierda y después diría que todo fue un complot en su contra, porque no tiene palabra y por muchas otras razones más.

Es cierto que la mayoría de los que votamos por el PAN lo hicimos más que nada pensando en que no ganara el Peje. También es cierto que muchas de sus ideas son buenas, nadie niega que vivimos en un país de tremendas desigualdades y hace falta una mejor redistribución de la riqueza. Pero el meollo del asunto no son sus ideas o propuestas, cualquiera puede prometer el cielo y las estrellas a lo pejendejo.. el problema es él, representante de un partido corrupto, hecho de los peores despojos del PRI. Específicamente la persona del Peje, intolerante, terco, ignorante, incapaz de comunicarse, me parece que no es lo que necesitamos los mexicanos como presidente en estos momentos. Estamos ante un Congreso dividido, y más que nunca ahora es necesario lograr acuerdos, mismos que una figura como AMLO es incapaz de conseguir; no podemos, como hizo La Jornada (vaya decepción) y tantos intelectuales (o seudo-intelectuales), dejarnos llevar por la pasión izquierdista tan romántica. Ya Fox nos demostró que el caudillismo es inviable en la actualidad, pues si bien el gran logro de quitar al PRI del poder se llevó a cabo, quedaron muchas cuentas pendientes debido a la falta de acuerdos entre las fuerzas políticas del país. ¿Qué nos esperaría con López Obrador? Una cerrazón absoluta, una tendencia enfermiza a imponer su criterio por encima de todo sin importarle otros puntos de vista. Gracias a eso perdió, no tanto debido a la campaña de desprestigio en su contra y ese tipo de tarugadas que argumenta para justificarse, sino por lo que él mismo nos ha mostrado (y sigue mostrando) de su persona (único “atractivo” del PRD) a través de mítines o entrevistas que sólo convencen a los ignorantes y estúpidos; supongo que se sienten identificados con tan pusilánime y patético ídolo popular. Desde mi perspectiva (y también la de cada vez más figuras públicas, comunicadores, empresarios, deportistas, analistas políticos y hasta perredistas arrepentidos) la estabilidad del país sólo está garantizada por Felipe Calderón. Y es que justo esa falta de personalidad que le achacan será benéfica para el país; no necesitamos ya una figura autoritaria y empecinada que se dedique a crear más y más conflictos. Cierto que el PAN tiene mucha cola que le pisen, cierto que El Yunque es quien gobierna tras bambalinas y la mojigatería es grande con este partido, pero en los países desarrollados ocurre lo mismo, por extraño que parezca; es verdad también que en el PAN ya han adoptado buena parte de las mañas priístas por excelencia, que representan a la clase media y alta de la sociedad, pero vivimos en un país que ya tiene implantado muy en lo hondo el capitalismo estadounidense. Somos el socio principal del mayor imperio en la actualidad, y por más romanticismo comunista que nos guste idealizar, por más utopías fantásticas que prometa el idiota pejendejo, resulta imposible llevarlo a la práctica. Los que votaron por él, adicionalmente a de estos imbéciles románticos que dan la cara tipo Monsiváis, Poniatowska, Pitol o Mandoki, son los “pobres”, huevones ignorantes que creyeron en las promesas robinhoodescas de López Obrador mientras éste negociaba con Carlos Slim en lo oscurito. “Yo sí voté por López Obrador la verdá manita, porque ora que vino dijo que a los que tuvieran dos teles les iba a quitar una para dársela a los que no tienen, y pos yo no tengo”, oí que decía hace poco una mujer humilde en la calle. No se trata de ser despectivos tampoco, dividir entre fresas panistas y nacos perredistas.. todo depende siempre de la perspectiva: para los empleados el patrón es el ojete, el cabrón explotador; para el jefe los empleados son esa bola de flojos huelguistas empeñados en ganar lo más posible trabajando el mínimo.

Por último, no podíamos aliarnos con el eje latinoamericano izquierdista encabezado por Hugo Chávez y compañía. Las situaciones son muy diferentes, nosotros tenemos a treinta millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos y la economía de México, lo aceptemos o no, dista mucho de la de esos países. Esto se trata de política, no de preferencias caprichosas personales, y hay que saber mover bien las piezas en su momento. A final de cuentas, mi estimado señor López Obrador, por donde se le vea, usted ya valió madre (de la que nos salvamos). Sus representantes de casilla no presentaron inconformidades a tiempo simple y sencillamente porque no las hubo, porque las elecciones fueron limpias, avaladas por diversos organismos internacionales, pero sobre todo por su misma gente, ésa a la que ahora acusa (háganme el recabrón favor) ¡de haberse vendido! Esto sí que es el colmo. Tenemos también las agresiones sobre Felipe Calderón de parte de un empleado del GDF (¿cómo iba a condenarlo Mr. López Hablador, si él fue quien lo mandó?), amenazas a sus familiares y a toda la ciudadanía (bonita frase: "las sonrisas se pueden transformar en puños"), una falta de respeto intolerable a las instituciones, al país entero y a la razón (su mera existencia ya es un insulto tremendo para el intelecto). En el muy remoto caso de que lograra anular las elecciones (remotísimo, ya que ni siquiera se contempla esa posibilidad en el TRIFE) le iría mucho peor, ya que todos los priístas, con el poder tan debilitado de su partido, optarían por aliarse al PAN y su voto iría, sin duda alguna, para Calderón. Tarde o temprano acabará usted dándose cuenta de que la cagaron y feo.. con su exceso de confianza (por ejemplo, al no asistir al primer debate), con la falta de organización que los caracteriza, con la búsqueda desesperada de un fraude inexistente (¿siempre qué fue, a la antigüita o cibernético? al menos pónganse de acuerdo.. ¿también van a impugnar todas las diputaciones que ganaron y el triunfo de Marcelo Ebrard en el DF?), con movilizaciones que lo único que pueden propiciar es un clima de violencia, con apoyos ilegales como el de Encinas y sus mantas del Zócalo (no fuera Fox porque ya estarían demandándolo), con peleas internas motivadas por puestos que todavía ni tenían asegurados y un sinfín de incongruencias, francas imbecilidades muy propias de los perredistas. Así que, como reza la Ley de Herodes, ahora o se chingan o se joden. Después de la quemadota que se está poniendo en cadena nacional e internacional, mi estimado MALO, a lo más que puede usted aspirar es a hacerle compañía a Marcos en algún pedazo de selva tabasqueña, tal vez pronto puedan juntos independizar el sureste del país y unirse al bloque latinoamericano del DRI (Dictadores Retrógradas Imbéciles). Como premio de consolación tiene derecho a llevarse a toda la sarta de artistillas de medio pelo que le siguen cual fieles chuchos para que filmen películas y escriban libros sobre su derrota "fraudulenta", al diario de hippies La Jornada para que difunda sus comunicados y por supuesto, un pasamontañas. Diría Catón: mejor ya no le sigo porque estoy encabronado.


A. H. Ontiveros
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